Libros


Cuaderno de G.

Publicado por la Editorial  DelaLuna Libros, con la colaboración del Instituto de la Mujer de Extremadura.



















Excavo en el libro de los vientos o de los poemas.
Con un nombre entre las páginas, buscando respirar
bajo un agua cristalina, sin ser todo
lo pez que soñaba, muevo
los brazos como aspas,
y subo a un ascensor en el que termina
el hilo musical.
Mi cuerpo anda recortado
las piernas en la tierra descienden
mientras el pecho se contamina
del azul del cielo.
Hay soledad 
en mi rostro de pez-pájaro
asomado con su mejor sonrisa
a un árbol que también es estanque.










Yo busco en esta noche para reconstruir mi pasado. Pareces un animal en el asfalto, y yo te deseo a veces y otras, tengo miedo de tu risa contra mí, del silencio con que me crucificas. La que pude ser está conmigo. Quiero saber. Ese es mi deseo. En mis ojos infantiles, guardo pequeñas piedras azules para andar sobre los ríos, donde otras descansan el sueño del silencio, y yo busco las palabras. Exhausta de imaginar el color de tu voz sobre mi piel, toda la noche amo sin amor como un suicidio, en las palabras que emite mi cuerpo, que emite un pensamiento triste. Muero de ausencia. de una espera infinita de tu nombre. De una luz tan negra, que es la certeza de mis brazos contra la nada. 







Registraré entre mis piernas
el instante mínimo y terrible
en el que caiga la esperanza.





Texto de presentación del libro  Cuaderno de G
Ana Jiménez del Moral


Quiero empezar con un cuento de Kalil Gibran "Cómo me volví loco", se titula.


"Sucedió así: un día, mucho antes de que muchos dioses hubieran nacido, desperté de un largo sueño y encontré que todas mis máscaras habían sido robadas. Corrí por las calles gritando: "ladrones, ladrones, malditos ladrones."

Hombres y mujeres se reían de mí, y algunos huían corriendo a sus casas por miedo de mí. Y cuando llegué a la plaza del mercado, un joven que estaba en el tejado de una casa gritó: "mirad, un loco".
Miré hacia arriba para verlo, besó entonces el sol mi rostro desnudo y mi alma se inflamó de amor por el sol, y ya no quise más máscaras. Y grité: "benditos, benditos sean los ladrones que robaron mis máscaras."
Así fue cómo me convertí en loco.
Y encontré libertad y seguridad en mi locura, la libertad de la soledad, y la seguridad de estar a salvo de ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan algo de nosotros."

G. no tiene rostro, pero su cuaderno comienza con un retrato, un autorretrato que es un paisaje desnudo, íntimo y valiente.

G. es contenedor de muchos significados.
Un día G. intentó extraer la piedra de la locura del cerebro de su paciente, pero los versos de Alejandra Pizarnik sacudieron la piedra convertida en flor hermosa, sostenida por G. con un bisturí brillante, y cayó y se disolvió para siempre en un corazón, en una habitación abierta a lo que no entiende la conciencia, en la sangre de Nanda.

Asger Jorn escribió: " Nuestro objetivo es escapar del imperio de la razón e instaurar el imperio de la vida"

Y estas palabras pronunciadas se convierten en propósito firme, himno, consigna para iniciar este viaje al claro del bosque, un viaje en el que se escucha la voz de María Zambrano invitando a descifrar lo que sentimos, entendiendo ese sentir como el sentir originario, esencial.

Nanda comenzó hace tiempo una aventura por tierras sin fronteras, sin muros que encierran palabras, porque sus palabras vuelan solas, y son alma; un recorrido por luna y sol, con mapas de expresión que ilustran, guían y acompañan en un paseo por metáforas poéticas y visuales, complejas, de colores potentes y brillantes, de trazos, desgarros, memorias, recuerdos y nostalgias por haber vivido y creer en un vivir poético en el que conviven amor y dolor como en una pintura de Munch.


Va cantando: "que no te vendan amor sin espinas..." Y canta: " Cuando me dan amor, me dan dolor también". 


Este recorrido está salpicado de dudas y preguntas, habitado por secretos que no se comparten, guardados celosamente en sobres y cajas profundas, atadas por hilos finísimos, por cuerdas, pinchadas en un alfiler, ocultos, cosidos con aguja, y secretos que se comparten, guardados detrás de papeles trasparentes.


El camino de Nanda está señalado por una emergencia de lo espiritual, por una necesidad expresionista de ir de dentro hacia fuera, de diseccionar, abrir, abrirse paso, sin miedo a proyectar su ser escondido, a cuestionar y a cuestionarse.


Una parada. Se detiene el tiempo un segundo, un pensamiento colgado de un trocito de infancia, un poema de Luís Cernuda, partitura agridulce, melodía caduca, que empieza y termina.


Sigue el tiempo.


Nanda es un animal mitológico, un pez-pájaro que nada o vuela, pero siente no asentarse sobre el suelo, buscando incansable el escenario en el que desea ser y estar.


Cielo. Agua. Son sus elementos naturales. Volar, nadar, sumergirse en el azul, escribir en azul, leer  Azul

de Rubén Darío, sentir la energía del azul, se enamora de un azul que es el de un jinete, fabrica su azul, como hizo Klein, grita en azul y calla en azul.

Aunque Nanda no guarda las palabras, las sueña, las mastica, las cose, las pega, con palabras, lápices y pincel, teje ausencias, soledades, y también abrazos y besos.


El corazón de la paciente late con fuerza. la ciudad de Nanda es un corazón en movimiento, que se llena y se vacía, que alberga el fluir de la vida; todo pasa por el corazón, y Nanda lo da entero.




Poemas de la fragilidad.

Libro de poemas inédito




Ahí se abre un intenso crujido de violines
a la espera de algo que ya sabes.





Fue a crujir como un golpe de piedra en la esperanza
fue como el agua cayendo sobre la ceniza.





Brota de mi la palabra amor.
No sé donde ubicarla.




Mi existencia se doblega ante el paisaje
nítido espejismo de mi propio cuerpo.




En el exterior el sol brilla.
En el interior las palabras cortan.





Amordazada por la casa sólo estaba yo.
Y dentro la mordaza era aún más opaca.



Libros de Artista

Sombras de la memoria










Tres poemas de Jaime Gil de Biezma







El libro de los sueños